Igual que el amor mueve montañas, la ilusión mueve sueños. La motivación para superarse desde el optimismo nos lleva a pensar que podemos llegar a donde nos planteemos. La frustración aparece cuando aspiramos a expectativas a las que posteriormente no llegamos. Está unida a emociones estancas de rabia o resignación. Es sano tratar de cambiar esas emociones por pena.
La pena es dinámica y conlleva la aceptación de que no sincronizaste tu reloj con el del momento oportuno para el reto planteado. Algo parecido ocurre cuando quieres llegar por ferrocarril a una ciudad sin estación. ¿ Qué haces? Aceptas la pena de llegar tarde y cambias de medio de transporte. La pena permite la flexibilidad suficiente para adaptarte a los inconvenientes del camino.
Pídete la Luna si te das tiempo para alcanzarla, pero tampoco titubees, porque el tiempo que te queda para llegar a ella es limitado, y jústamente hoy hace 70 años que no está tan cerca de nosotros.
Escrito originalmente el 14 de Noviembre de 2016
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