– ¡Papá!, déjate de normas, reglas, responsabilidades, límites, prisas, deberes, recompensas, gravedades y moralinas. ¡ Anda, juega conmigo!
– ¡Hijo!, los mayores esperan que te eduque así. Y jugar…, que sepas entretenerte solo.
– Pero papá, deja a los mayores hacer su representación y ya jugaremos con ellos en Carnavales, ahora juega conmigo…
– Jajaja… Tienes razón, hijo. ¡Cuánto carácter tenemos los mayores!
No esperes que ya estoy. ¿Tu, cuál te coges? ¡Vas a morder el polvo!
… Pasado un tiempo…
– ¡Papá! Ya he recogido. ¿Puedo ver la tele mientras tu haces la cena?
– ¡Claro hijo!
La modificación de conducta en un niño está al servicio de la participación e implicación de los padres en su juego. Antes de pedir un cambio al niño debemos aplicar el sentido común y preguntarnos como padres qué hacemos para ponernos a su altura. Y ahora ¿ Nos tiramos al suelo?
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