Ensayos para la Superación Personal y Motivación
El comienzo de cualquier disciplina deportiva o artística, por poco que atraiga al interesado, suele conllevar rápidas gratificaciones en cuanto se comienza a practicar. La asimilación de la técnica, aprendida en los inicios, y las horas empleadas tienen una rápida repercusión en los resultados obtenidos. La mejora continua con los ensayos aporta motivación al entrenamiento.
Pero llega un momento en que por más que uno se esfuerce en entrenar, la superación a si mismo es cada vez más lenta. La eficiencia dibuja una curva ascendente, progresivamente menos intensa.
Motivación de Logro frente a Motivación Intrínseca
En el punto de la curva, donde los progresos son más lentos o menos claros, comienza a diferenciarse el deportista profesional o artista dedicado, del deportista o artista aficionado. La motivación propia de los logros obtenidos (motivación de logro), que facilita la práctica del deporte o del arte en un principio, ahora deja paso a la motivación intrínseca. La motivación intrínseca toma el testigo para perfeccionar aquello que ya domina con dedicación absoluta, por el gusto propio de la persona de practicar. Los objetivos de la persona marcados a largo plazo harán el resto y supondrán el impulso de voluntad e intención para seguir adelante.
Cese de Rutinas del Entrenamiento Funcional o Entrenamiento Artístico Formal
En este momento los progresos suponen mayor esfuerzo físico y emocional. Aumenta la demora de la gratificación externa y visible, vista como logros conseguidos. Es hora de echar la vista atrás para ver todo lo que ha conseguido, y permitirse romper transitoriamente los formalismos del entrenamiento.
Cuando uno domina la técnica el virtuosismo se encomienda al alma. ¿ Qué significa? Abandonar el ensayo académico de un instrumento, que además es sumamente aburrido, para divertirse con él, desde incluso lo contra académico, ayuda a tomar una perspectiva diferente de la disciplina, mejora la disposición hacia la práctica, y aumenta la probabilidad de encontrar en la vuelta al formalismo una mejora subjetiva, que facilite un perfeccionamiento real.
Es sabido para el estudiante, que el descanso, y más concretamente el sueño, ayuda a asimilar conocimientos. Llega un momento en que por más que uno se empeñe en estudiar, si no descansa, no es consciente de lo asimilado. El estudiante puede acostarse con el disgusto de ser incapaz de recordar lo último que ha estado mirando. Despertar y acordarse involuntariamente nada más poner un pie en el suelo.
Resultados del Cese de Rutinas
Pues bien, la práctica “desautorizada” de una disciplina, una vez se domina, puede ayudar a ser mejor cuando la persona retorna al ensayo o práctica formal. Desconectar del ejercicio de entrenamiento metódico ayuda a sentir la disciplina desde la emoción intrínseca que atrajo a la persona hacia su práctica. Desenchufarse de lo ortodoxo permite vivir el arte o el deporte desde la improvisación, la naturalidad y la libertad de movimientos.
De esta forma, la persona descansa de la búsqueda de la mejora a través de la evitación del defecto. Se centra en jugar con lo que empezó siendo una afición. Disfruta por disfrutar de la práctica atrevida, libre e incluso caótica, de aquello que le movía primitivamente por emoción.
Mejorar lo Mejorado. Virtuosismo y Genialidad
Además en el deporte tal vez no tanto, pero en las disciplinas artísticas, la práctica “desinteresada” en ocasiones produce defectos. Esos fallos, que permiten marcar la diferencia y añadidos de forma deliberada a la creación artística, son licencias de estilo, que pueden rayar la genialidad.
La imperfección también es arte, que tiene su significado en el momento mismo de la creación. Es ahí donde reside la esencia del directo en la música por ejemplo, y más concretamente en el jazz, como icono de la improvisación sobre la base de un guión susceptible de sorprender en el momento de la creación artística… Como Ella Fitzgerald en aquel concierto de Berlin, en el que se permitió el lujo de enredar con una letra improvisada del tema Mack the Knife. Una concesión al olvido sin complejos encumbró aquella interpretación hasta la excelencia.
El duende del flamenco despliega sus alas cuando abandona la falsa seguridad del pavimento rígido de la técnica. Dar rienda suelta desde el alma a la emoción permite mejorar lo mejorado.
Cuando uno domina la técnica el virtuosismo se encomienda al alma. Mejorar lo mejorado http://t.co/VD5iuJa6TD
— Psicologia El Carmen (@cpaelcarmen) marzo 23, 2014
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